Publicidad

martes, julio 14, 2009

JAPONÉS

Las profundidades de la mente humana son insondables y curiosas. En ella encontramos gloriosas ideas como esa que dice E=mc2 o esa otra que dice “como me gusta la gasolina dame más gasolina”. Y en ella encontramos filias y bofias. El amor a los zapatos o el odio a los espárragos de navarra.
Amanda tiene una extraña fobia, le dan miedo los japoneses. Pero el problema es aún mayor, como no sabe reconocer a los japoneses del resto de los orientales, le dan miedo todos los orientales.
Es que tienen los ojos super rasgados, y comen pescado crudo y si agachas la cabeza te dan un cabezazo y y y y… inventaron humor amarillo.
Estas son las razones que da para odiar a los japoneses. Pero tampoco le entusiasma el consumo masivo de arroz, el tener que dormir en el suelo ni Shin Chan.
Su problema sería estúpido si viviera en occidente, porque lo más que le pasaría es que no podría ir a las tiendas de chinos, pero como sabe que no son japoneses puede ir sin problema. Pero es que Amanda tiene un cuñado japonés y no puede soportar las comidas familiares.
Cuando llega pregunta si está su cuñado y si está pide que le aten que no se vaya a mover. Está todo el rato alerta y cuando ve que se mueve el pobre hombre da un respingo y dice, quieto, japonés, quieto, sujetad al japonés no vaya a escaparse.
Cuando va a salir y el japonés está fuera pregunta dónde está y si no se va a mover, que no quiere cruzárselo por el camino. Pide que coma aparte. Que duerma lejos y que le pongan un cascabel, para saber cuándo viene y por dónde.
El tío tiene una paciencia magistral y le va cogiendo la gracia a lo del cascabel. Por las noches lo hace sonar con un ritmo estupendo. Amanda pasa las noches en blanco o entre pesadillas. Su fobia japonesa no le deja vivir.

Japonés armándose de paciencia

No hay comentarios: