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miércoles, agosto 19, 2009

PROHIBIDO FUMAR

Aunque muchos lo dudéis yo fumaba puros grandes como un brazo de gitano o más. Ahora ya no lo hago por dos motivos: por la representación fálica que esos puros tenían y que, claro, acaba en mi boca siempre, y sobre todo y especialmente, por Sara Montiel.
Felipe sin embargo, no ha podido dejar de fumar. No puros. Cigarrillos. Y como él intuyo que hay miles de personas (¿millones?) que fuman y fuman. Y fuman en todas partes. En las puertas. En los bares. En las puertas de los bares. Y en todas partes en general.
Pero esto se va a acabar. Como si fuera un furibundo ex fumador el gobierno va a prohibir fumar en todas partes. No va a dejar fumar en ningún lugar bajo techo. Esto será estupendo para nuestra ropa, que no estará nunca más impregnada de ese apestante olor que cada día que vuelves a casa lleva.
Pero será malísimo para todo lo demás. Sobre todo para mi vida sexual. ¿Cómo voy a acercarme a una mujer para pedirle fuego si ya no se puede fumar? ¿Cómo romperé el hielo? ¿Qué dirán ahora mis amantes para las que lo mejor de acostarse conmigo era el cigarrito de después? ¿Qué pasará ahora que no puedan echarse ese cigarrito? ¿Se extenderá mi fama de mal amante por el mundo mundial y no volveré a practicar el bonito ejercicio?
¿Y la libertad de cada uno? ¿Y por qué fumar y no beber? ¿O comer jamón del malo? ¿O pagar de más en los parkings? Todo esto me suscita muchas dudas, pero estoy un poco aletargado por el sueño como para contarlas ahora.

Fumando espero

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