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domingo, febrero 28, 2010

2

Un gato gordo se pasea por el jardincito del convento. Se le ve desde lejos, lustroso, blanco y negro, con la zancada elástica y fácil pese al frío y la humedad. Tiene una pereza impropia del día de hoy. Todos corren al momento de estar en la calle. El frío, el viento, la lluvia, corta las ganas de todos. Pero el gato del convento se pasea señorial. Probablemente sea el protegido de las monjas. A él irán a parar todas las sobras, si es que las hay, a él todo lo mejor, él como el niño que nunca tuvieron esas mujeres solas y llenas de amor, hacia Dios y los animales. Esposas de Cristo.


sábado, febrero 27, 2010

1

Al pasar por la puerta engaña el convento. Visto de perfil, en la calle que baja, nunca se diría su forma. Un jardín, una entrada amplía por la que entran los coches, un cartel anunciando la venta de mazapanes. Altos árboles al fondo. La estatua del fundador. Siempre parece estar abierto. Nunca se ven sus puertas cerradas. Pese a ello nadie parece entrar ni salir, nadie parece haber entrado ni salido nunca de allí. Visto de perfil no impresiona ni sobrecoge su cruz. Parece muy pequeña. Y muy simple. Dos hierros soldados nada más. No se ven las campanas ni se adivina que allí dentro puedan vivir las monjitas, coloradas y simples, amorosas. No se imagina que allí pueda uno cumplir su sueño literario, que pueda, como Don Juan, ser un galán de monjas, atravesar el jardincito final y saltar la tapia con la chica en brazos. Saltara a la libertad y al amor. Llevar a esa monjita, púdica, inocente, camino de nuestros brazos, que son la perdición para ella, para su fama y su inocencia. Pero que son nuestro placer. Nuestra perdición, si no fuéramos como somos, sólo unos paseante que sueña.


viernes, febrero 26, 2010

EL BLUES DEL PESCADO

El blues del pescado. Es uno de nuestros grandes éxitos. Cuando lo tocamos todo el mundo asiente y se identifica con la historia. Esa bonita historia de amor. Es nuestra canción más lacrimógena. A veces cerramos con ella.

Sucedió que un día me puse a hablar con un camarero. Pero como soy así, en lugar de ser yo el que le contaba al camarero su vida, era el camarero el que me contaba a mí su vida. Resulta que estaba enrollado con una pescadera. Una bonita pescadera, morena y de ojos azules, bajita, pero estupenda. Y sucede que la pescadera trabajaba en una pescadería. En una bonita y estupenda pescadería donde vendía pescado y pulpo y sepia.

Por eso mismo la pescadera olía a pescado. A pesar de que cuando llegaba a casa se duchaba y ya olía a lavanda y a azahar o a otros perfumes que esparcía por su cuerpo y que eran sugerentes y sugestivos, porque su piel era suave y sugerente y sugestiva.

Pero el pobre camarero tenía un problema. Identificaba. Identificaba el olor a pescado con su bonita y morena pescadera. Y ese olor le excitaba. No podía remediarlo. Y cada vez que iba a comprar pescado se excitaba. Y cada vez que pasaba por el cubo de la basura se excitaba. Y no podía hacer nada para evitarlo. A no ser que su linda pescadera estuviera cerca.

La tragedia está en que él era propietario de un restaurante especializado en pescado. Y todo el día se lo pasaba excitado. Tanto que le fue infiel a la dulce y linda pescadera. Todo un desastre. Así que dejó su restaurante y se puso a servir copas en aquel bar.

Es una historia bonita, le dije, renunciaste al dinero, a tu restaurante por amor. Pero la pescaderita cambió de trabajo. Y ya no olió nunca más a pescado. Y tuvo que dejarla. Y su vida ya para siempre se torció.


Son tus perfúmenes mujer

jueves, febrero 25, 2010

MUCHACHOS Y MUCHACHAS

En el bar en el que tocamos algunos días me quedo hasta tarde, porque como yo nunca madrugo no tengo que irme a dormir, y como estoy solo porque Felipe va siempre con alguna chica, pues me quedo un rato, me entretengo y tal. El caso es que el último día me encontré allí con un hombre muy triste, más que yo, y como sé que de esos hombres siempre sale un blues, me fui para él a ver que se contaba.

Era un hombre desesperado. Era un hombre que había estudiado. Vale que no mucho ni que lo que estudia todo el mundo. Pero había estudiado. Así que se intuía a sí mismo como hombre de mundo acostumbrado a todo.

Se creía. En el camino de este hombre se cruzó, como no, una mujer. No hay blues sin mujer. La mujer le anduvo buscando las vueltas, hasta que al fin se las encontró. Afortunado él. Afortunada ella. Qué bonito todo.

Pero aquí fue donde llegó el problema. Él era un hombre de buena fe. Así que cuando fue a su casa no se esperaba aquello. Siempre lo había oído por ahí. Se lo había dicho su madre. Se lo habían dicho sus amigos. Pero no se lo imaginaba.

Entre lágrimas me dijo el hecho que le preocupaba, la razón por la cual estaba ahora allí apoyado, dándole vueltas a un vaso de whisky vaciado varias veces ya. Me miró a los ojos y me dijo: “las muchachas son distintas de los muchachos”.

Entendí pues su drama. Entendí su preocupación. E hice un blues. El de las muchachas y los muchachos.


¿No es evidente?

miércoles, febrero 24, 2010

ME LA PELA

Una vez más ninguna llamada perdida, ningún mensaje. Miro la cerveza encima de la barra. Se está acabando. Me la pela. El camarero hace rato que pasa de mí. Se está timando con una rubia de chándal ahí al lado. No me gustan las mujeres de chándal. Menos cuando van a hacer gimnasia. O cuando están en casa. La verdad es que he mentido. Me da igual cómo vaya vestida una mujer. Me gustará igual. Es esta mujer la que no me gusta. Pero al camarero sí, así que a mí, me la pela. En la tele sólo ponen anuncios y anuncios. Claro, me digo, es lo normal en el canal de teletienda. Sale un ganador de Gran Hermano. ¿Me hace ilusión? No, me la pela. Los cacahuetes del bol se han acabado. Sólo quedan tostones. Eso piensas tú de mí. Que soy un tostón. A mí me la pela. Tengo sed, miro al camarero para que me ponga otra. Cuento el dinero en mi bolsillo. Más de lo que necesito. Más birras podría pagar de las que podría beber. Me la pela el dinero. Sin él también me he bebido las birras necesarias. Felipe se ha ido con ella. Yo estoy aquí solo. Pero me la pela. Tengo las llaves de casa y cuando quiera puedo volver, meterme en mi cuarto y, sí, pelármela. Pero la verdad, ahora me apetecería otra cerveza. Y lo demás, me la pela. Hasta tú me la pelas. Qué más da. Ya me preocuparé mañana. O no. Me la pela.


A este se la pela más que a mí

martes, febrero 23, 2010

EL NUEVO ARCA

Llueve incansablemente, torpemente y a veces, insufriblemente. Y yo me aguanto, porque me queda algo de escéptico y de aguantar todo lo que venga con resignación. Me dejo el paraguas olvidado en cualquier sitio, pero da igual, yo me aguanto y me mojo estoicamente, porque total, me la pela.
Yendo andando por la calle se me ocurre el blues de la ropa mojada, de la ropa que no seca en las cuerdas de tender. Pero yendo por la calle veo de repente una gran construcción de madera con toda la pinta de un barco o de… sí un arca.
Parece ser que unos sectarios de aquí al lado han decidido construir un arca porque ya se temen lo peor. Me dirijo a su lider, que me resulta vagamente conocido, y le pregunto qué pasa y tal. Y me cuenta su historia: somos un grupo de gente afín. Tenemos aficiones similares. Y vemos que el fin de mundo está cerca. Dios ha decidido acabar con nosotros seguro, porque sois todos unos pecadores, unos infieles, unos fornicadores, unos borrachos, unos sodomitas, del atleti y hasta cosas peores. Así que nosotros nos metemos en el arca, con nuestras cosas y el mundo si quiere que se inunde que a nosotros nos pillará juntos y a salvo.
Doy un paseo por el arca. Está lleno de bebidas alcohólicas y música electrónica. Si fuera un bar yo me lo pensaría antes de entrar. Tampoco está muy limpio. Aunque eso no me ha molestado nunca. La proporción hombres mujeres es mala.
Me paro un rato a hablar con esa gente. Repiten el nombre del líder de un modo alarmante. Que se adore a sí mismo me ha parecido malo. Pero que además le adoren los demás me parece espantoso. Sus conversaciones me parecen un poco raras. Usan palabras que no he oído nunca y que nunca usaría. Y hablan de dos temas: de lo que hicieron anoche y de lo que harán esta noche.Total que salgo del arca pensando que mejor que salvarme así será que me lleve la corriente.


El arca en cuestión

lunes, febrero 22, 2010

CANCIONES INSULTO II

Como el fin de semana ha sido de aúpa he tenido que volver a mis recuerdos de Bambino. Las noches pasadas estaba tarareando sus canciones todo el rato y las he ido pasando al ritmo del blues. (Tengo que reconocer que no las toco como si fueran bulerías porque mi guitarra es acústica y no se oye un pimiento cuando lo intento). Recuerdo tus palabras, tus cosas, a ti y digo: yo que nunca supe odiar llegué hasta odiarte, ha sido una cuestión de mala suerte que en mi vida tu tuvieras que cruzarte. Porque quererte fue el sufrir de la agonía y porque odiarte es recordarte eternamente, pero, gracias a Dios, en este día me resultas tú del todo indiferente. Este Bambino era un crack. Me hago un par de escalas y vuelvo con otra: Falsedad, en tus labios cuando besas, falsedad, en tus ojos cuando miras, falsedad en tu mente cuando piensas, es todo falsedad, todo es mentira.
Como cantar a Bambino es muy sacrificado, y tiene mil letras me paro un rato, me echo una birra y de pronto me acuerdo otra vez de ella. De Rocío. De la más grande: Se ve desde lejos quién eres, que vienes comiéndote el mundo. Te piensas que gustas a todos. Qué te crees tú. Quién te crees tú. Sonríes de un modo insolente, con mucho de falsa bohemia. Te encuentro pasada de moda. Qué te crees tú. Quién te crees tú. Quién te crees tú. Para avasallarme, dándote esos aires, valiendo tan poco. Quién te crees tú. Siempre presumiendo que te pertenezco; tú te engañas sola. Quién te crees tú. Pobre principiante, para ser amante; si lo ignoras todo. No pierdas tu tiempo conmigo; perdón, se me hizo muy tarde. Se ve que no tienes arreglo. Qué te crees tú. Quién te crees tú. Y como se puede seguir así toda la noche es lo que hago, con el quién te crees tú, cambiando el ritmo y la escala. Pasándomelo pipa. Y aunque me joda, en parte, gracias a ti.

Miguel Vargas Jiménez, Bambino

domingo, febrero 21, 2010

NADA (FIN)

El pelo negro, más negro que nunca, de Laura está revuelto. El viento sopla fuerte fuera y su melena corta, estilizando su cuello, remarcando su cuello, está desordenada. Sus ojos tan grandes y expresivos están un poco rojos, no por la pena, por haber llorado o haber sentido que iban a llorar, es porque el aire le ha dado en la cara un rato.

Laura está satisfecha de sí misma. Sube arriba. Se quita la ropa, se pone la cómoda, la de estar en casa. Se mira en el espejo. Está sonriente. Despejada. Libre. Quiere ver a Rubén. Pero Rubén no está. No ha dejado nota. Sus zapatillas de correr están ahí, donde él las dejó. Se sienta Laura a esperarle.

Pero Rubén no se ha marchado. Está en el desván. Otra vez moviendo y buscando y leyendo viejos papeles. Mirando viejas fotos. La foto de María. Desgastada. Las cartas que no envío a María. Los poemas que sí le enseñó. Los poemas. Ahí está Rubén. Lee los poemas que le escribió a María y los compara con los que no ha podido escribirle a Laura. Y sigue sin saber el porqué. Cuál es la razón que se lo impide. Cierra los ojos y piensa en Laura. Puede verla completa. Sus ojos grandes. Su pelo negro. Sus curvas. Puede recordarla en todos los momentos del día. De la vida. Puede ir al día de la boda. Al segundo beso (el primero no fue bueno). Puede verla mirándole fijamente y escuchándole. Puede verla hace unos meses cuando no le miraba y no estaba nunca.

No puede ver el poema que habría de escribirla. Y eso ya no le preocupa. Porque cierra los ojos y no ve a María. Ve representaciones de María. Falsas imágenes de María. La literatura de María. Y ve lo que amaba de María. Que podía escribirla poemas. Que podía mirarla y no tocarla. Que no quería lo que había en ella, ni lo que se intuía en ella. Que quería otra cosa en ella. Su capacidad para hacerle fantasear.

Eso lo hace también Laura. Pero no son fantasías preciosistas, perfectas. Son fantasías reales. Y se alegra Rubén de no poder hacer el poema de Laura. Porque puede tener la vida de Laura. En el cuaderno en blanco que compró, preparado para escribir los poemas de Laura anota Rubén una cosa. Guarda después todas las cosas y busca el teléfono para llamarla. Y el teléfono de Laura suena a su espalda. Y Laura dice:

  • ¿Qué haces? Llevo un rato buscándote. Esperándote.

  • Estaba mirando unos papeles viejos.

    Y Laura se ríe una vez más de él. Porque sabe lo que estaba haciendo. Y le busca y le besa. Y Rubén no piensa en los poemas. Ni en el beso de Laura. Ni siquiera en la frase que ha escrito en el cuaderno, la primera y la única que tendrá ese cuaderno. Todos los amores empiezan y terminan, los de verdad vuelven otra vez a empezar.

    No lo piensa ahora Rubén. Después de mucho tiempo, no piensa nada.

    Torrejón de la Calzada, 1 de Agosto de 2009, 21 de Febrero de 2010.

    Para Ana Mª Martín Labrado. Casi única lectora.


sábado, febrero 20, 2010

NOS VEMOS LUEGO

La habitación es grande. La cama también es grande. Está, ahora mismo, desordenada. Un peluche inmenso en un rincón, sobre un sillón. Una consola con un espejo encima. El armario abierto deja ver la ropa que no lleva puesta la mujer. La otra ropa. La que no está tirada por ahí encima de la cama o donde Luis la ha lanzado. Dos mesillas muy altas. Fotos encima de ellas. Fotos de la mujer que está sobre la cama, con Luis.

Eva. Así se llama. Treinta y tantos. Morena. Alta. Pelo largo. Tumbada junto a Luis. Luis a menos de un metro de ella, desnudo, mirándola mientras habla. Mirándola pero sin atender a lo que dice. Sin pensar en que habla de su vida. De las cosas que hace el resto del tiempo que no gasta con Luis. De lo que le gusta Luis porque es divertido y no le da problemas y no como otros hombres que sólo traen problemas.

Suena el teléfono de Luis. Eva está acostumbrada a que el teléfono de Luis suene cuando está con ella. Sabe que es abogado y que muchas veces se escapa del trabajo para verla, para compartir con ella unos minutos de compañía. Y de diversión. Porque Eva se divierte con Luis. Y se divierte pensando en que podría estar con Luis, de verdad. Y así a lo mejor podría ser más feliz. Podría vivir más tranquila. Y más divertida. Podría seguir con su trabajo, pero no tendría que poner excusas para marcharse un rato a casa y estar con Luis, como ahora, en la cama.

Luis esperaba esa llamada. Y al colgar el teléfono ha visto el mensaje de Laura. Nos vemos luego. Ponía la hora. Y el bar donde empezaron las cosas a ir bien. Luis sabe lo que va a pasar. Y no sabe por qué ha sido así. No sabe qué ha sucedido para que Laura hay cambiado. Ha mantenido toda su vida oculta. Ha creado una nueva, una impoluta para Laura. ¿Por qué ella no quiere esa vida? No lo sabe Luis, no puede darse respuesta. Deja el teléfono y besa a Eva. Y le dice al oído: princesa. Eva se entrega, olvida lo que sabe, que nada cambiará, que todo seguirá como siempre, como en este momento.

Luis ha terminado. Está lavándose. Ante el espejo se dice que no, que no sabe por qué. Que no es su cara. Que no es su cuerpo. Que no es nada de él. Que no es por la parte que de sí ha mostrado. Que es ella, que la culpa es de ella. Lo que no sabe aún es si lo dirá luego o no.


viernes, febrero 19, 2010

CANCIONES INSULTO

Como estoy un poco enfadado he tocado canciones de hombre enfadado. Es decir, canciones insulto. Nadie mejor para eso que la más grande: Rocío Jurado.

Toco, con aire de blues, es una gran necia, una estúpida engreída, egoísta y caprichosa, payasa vanidosa, inconsciente y presumida, falsa enana rencorosa que no tiene corazón. Sin desperdicio. Y para la segunda tanda del blues dejo: llena de celos sin motivos, como el viento impetuosa, pocas veces cariñosa, insegura de sí misma, soportable como amiga, insufrible en el amor. Y me quedo más ancho que largo.

Y como Rocío era evidentemente la más grande, luego sigo: Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo, que mi cuerpo no tiembla de ganas al verte encendida,y tu cara, y tu pecho y tus manos parecen escarcha y tus besos, que ayer me excitaban, no me dicen nada. Y terminó con una escala que se repite en mi cabeza cuando estoy enfadado.

Pero como no sólo de Rocío vive el hombre, luego me pongo y después de calentar un poco más la mano y pensar en insultos fuera de canciones, me acuerdo de Bambino y de sus grandes éxitos y, a pesar de que el cuerpo me pide una bulería, lo toco también con aire de blues: Te vas a casar... queriéndome a mi... yo no tuve dinero pa' haberte comprado tu felicidad, te vas a casar, pues que seas muy feliz, deseo que la dicha sea la recompensa por tu falsedad. Y otra falsetita y: voy a mojar mis labios en agua bendita, para olvidar los besos que un día me diera tu boca maldita.

Y como la discografía de Bambino no tiene tregua me quedo ahí toda la noche, tocando blues no sólo tristes, también dedicados.


La más grande

jueves, febrero 18, 2010

EL BLUES DE LA MUJER DEL CULO GORDO

Vino el otro al bar otro músico de blues. Él toca y canta. Con lo cual tiene el doble de magnetismo. Canta alguna de mis canciones que le han gustado. Yo no toco las suyas, porque son muy malas. O porque son muy difíciles. Llenas de trémolos y cosas de esas. Como somos amiguetes me estuvo contando los últimos acontecimientos sucedidos en su vida.

Resulta que se enamoró de una mujer. Como es un musico de blues ya sé que el resultado de ese amor será triste, pero me pregunto cómo y por qué. Pero no está ahí la historia. La historia está en que no hubo nada entre ellos. Y que él pues se obsesionó un poco con esas mujer. Un poco para un músico de blues es una orden de alejamiento para otros.

El caso es que se obsesionó con su cuerpo. Con su físico. Con sus pequeños pechos y con su culo. Cosas que les pasan a los músicos de blues. O a los hombres.

¿Y cuál es el problema pensáis vosotros, inteligentes lectores? Pues que todo le recordaba a ella. Sobre todo en el momento de intimidad, cuando se la estaba ya sabéis, pues no podía dejar de pensar en ella. Él lanzaba imágenes de Elsa Pataki y su cerebro le devolvía imágenes de esta mujer. Lanzaba imágenes de Elsa Anka y lo mismo. Y así todo el rato. Me contó que se ponía porno. Y que le pasaba lo mismo. La protagonista siempre era ella. Pero esa era la única forma en que podía, porque se lo ponía para distraerse, veía el cuerpo de ella, pero no pensaba en ella y podía al fin liberar su mente. Y lo otro. Total un mal rato que estaba pasando el hombre. Así que yo le hice el blues de la mujer del culo gordo y él lo canta. Está teniendo mucho éxito.


Tampoco con ella puede

miércoles, febrero 17, 2010

DESIDIA

Cuando eras pequeño y estabas jugando tu madre solía llamarte: José Ignacio, el bocadillo. José Ramón, la merienda. A comer. Entonces tú tenías que dejar de jugar y no querías. Así que decías eso de ahora voy. Aunque nunca ibas. ¿Qué pasaba? Que venía tu madre, te daba dos hostias y tú subías corriendo y calentito a comer.

Eso mismo nos ha pasado a los escépticos. Estábamos tan felices con nuestra abulia, nuestra desidia, nuestra dejadez, nuestro me la suda todo y ha venido nuestra madre y nos ha dado dos hostias y hemos tenido que dejar de jugar.

En concreto Felipe ha venido. El casero pedía el alquiler. Me da igual le he dicho. Me he quedado sin condones. Le he mirado de arriba abajo. Me ha soltado una trola. Él no usa condones. No tenemos birras. Eso me ha hecho algo de daño. Hay dos mujeres en casa una para ti. Te dejo elegir. Pero como le conozco y sé que me estaba timando y que las dos iban a ser para él me he quedado quieto. Entonces él me ha cogido de un patilla y me ha dado dos bofetones. Se me ha acabado la abulia, la desidia y todo lo demás. Y me he ido a currar como una persona mayor. O lo que es lo mismo, he escrito el triste blues de los apaleados.

Como dice Séneca, podemos ser escépticos y seguir viviendo, que una cosa no quita la otra.


Sostribo mi desidia en la barra de algún bar

martes, febrero 16, 2010

LOS ESCÉPTICOS

He dejado, por el momento a Felipe. La inmersión en el blues me ha llevado muy lejos en la concepción filosófica del mundo. Felipe me dice que lo soy es un gilipollas, que sólo a mí se me ocurre fomentar mi filosofía vital en el blues. Pero así es.

Hemos juntado un grupito de gente que como yo se ha dado al escepticismo. Tenemos un póster grande de Marco Aurelio en el bar donde nos juntamos, porque él es, en líneas generales, nuestro ídolo. Nuestra gran idea es paso de todo. Pasamos de todo tanto, que vamos al bar y no bebemos. Se nos cae el dinero al suelo y no lo recogemos. Nos la suda todo y no ambicionamos ni deseamos nada. Somos un asco de clientes. Por eso nos han echado del bar, pero como nos da igual, nos juntamos en la calle. Ni nos afecta la lluvia ni el frío. Ni la pulmonía. Total, nos da igual.

Hemos hecho, como el resto de grupitos así, una especie de lista. En nuestro caso con las cosas que nos dan igual, y son muchas, y la vamos actualizando, pero ahí unas cuantas:

Las bodas. Su único fin es el divorcio. Osea, hacer más papeles y más movidas.

Los coches. Siempre hay que estar llenándolos de gasolina.

La SGAE. Sin comentarios.

La provincia de Zamora. Como a todo el mundo.

El DNI electrónico. Es una de esas cosas que no sirve de nada.

El amor. Redundante.

Los teléfonos móviles. El que me quiera decir algo que me busque y me lo diga.

El tuenti. Si te quiero decir algo o ver qué haces me paso a verte.

La belleza. En habiendo órganos sexuales...

Muchachada Nui. No tiene ni puta gracia.

Los Goya. Lo mejor de esto es la rima.

Elsa Pataky. Es una de esas cosas que no sirve de nada.

El fútbol los lunes. Menudo coñazo.

Los blogs. No tienen el mínimo interes.


Y así seguimos y seguimos apuntando cosas que nos dan igual. Y sin discutir, porque total, todo nos da igual.


Nuestro ídolo

lunes, febrero 15, 2010

ME LA SOPLA (CANCIONES TRISTES X O LEARNING THE BLUES)

De tanto tocar blues se me ha puesto cara de triste. Aunque Felipe dice que no, que la cara de triste la he tenido siempre, que eso no es del blues, es de mi falta de mujer. O de sexo. Que tampoco hay que ser tan tiquis miquis.

Además de tanto tocar blues se me ha quedado la forma de hablar rara. Hablo así como en dos tiempos y diciendo siempre que sí con la cabeza, aunque en realidad opine que no. de vez en cuando acelero y doy golpecitos para marcar mis palabras. Y siempre hablo de cosas tristes.

Pero lo peor de tocar blues es que ahora mismo me la sopla todo. No sé cómo ha pasado. Pero sé que tiene que ver con el blues. Porque en el blues al final todo da igual. Todo. Que te dejan. Me la sopla. Que no te dejan. Me la sopla. Que no mojo. Me la sopla. Siempre estás triste así que da igual lo que hagas o digas. Que te estalla un globo ocular. Me la sopla.

Así que aquí estoy, me la soplan los exámenes, las oposiciones, el tae, el desayuno, la cortesía, el Valdepeñas, las tiendas de los chinos, el último disco de Joaquín Sabina (y también algunos de los anteriores) y hasta mi propio pene.

Total, que todo me la sopla y estoy bastante feliz o triste, no sé. Learning the blues.


Sí, esto también me la sopla

domingo, febrero 14, 2010

BARRE

La cocina está llena de esos pequeños trozos de porcelana y cristal. Por cualquier sitio, inopinadamente, aparecen los trozos, de repente, sin más. Rubén anda buscando todos los trozos y juntándolos con el cepillo. Lleva mucho rato haciéndolo. Con una delectación impropia de un acto tan automático y tal vez vacío como es barrer. Lleva mucho rato haciéndolo y no quiere parar.

Cuando ha llegado ha visto los trozos. Laura estaba en la cocina. Le ha mirado, ha soltado un bufido, le ha dado con el hombro, ha soltado algo similar a una carcajada y se ha marchado. Rubén se ha quedado con la carcajada rara que ha soltado. Le ha gustado esa carcajada. Le ha divertido. Por eso ahora está juntando con esa cara los trozos de plato y vaso. No sabe cuántos han podido ser. Ni por qué han caído. Por eso piensa seguir haciéndolo más rato.

Rubén está pensando en el beso que le dio a Laura hace unos días. No pudo evitarlo. Laura estaba preciosa. El pelo corto, los ojos grandes, la mirada dulce, una pequeña sonrisa tal vez por volver a verle, por llegar a casa y encontrarle. Eso pensó él. Se alegra de verme. Y yo de verla a ella. Y le hizo un gesto y la atrajo hacia él y la besó. Laura se asustó un poco. Y luego se hizo la ofendida. Tenía que avisarla antes de besarla. A Rubén le gustó aquel beso. Aquel acto de puro impulso que había estado reteniendo tanto tiempo. Y que después había vuelto a retener. Ayer mismo cuando ella volvió del gimnasio, el pelo recogido en una pequeña coleta dejando el cuello a la vista. Pero no ha vuelto a hacerlo. Piensa en que volverá a hacerlo. Y en que le gustaría que fuera ella quien lo hiciera. Fantasea con ello. Con que sea ella la que le bese a él, inopinadamente.

Para Rubén de barrer por un momento y se asoma fuera de la cocina para buscar a Laura, pero no la ve. Rubén se está divirtiendo mucho. Barriendo, besando, pero también con el retorno. Volviendo a amar a Laura. Volviendo a conseguir que Laura se enamoré de él. Se acuerda del otro. De que hay otro. De que es el otro el que se acuesta ahora con Laura, el que tiene su cuerpo. Pero coge la escoba y da otra vuelta a la cocina. Qué más da, dice. Y sigue barriendo.


sábado, febrero 13, 2010

ENFADADA

Laura está enfadada con Rubén. No es un enfado como los de antes, es un enfado distinto. Está muy enfadada. Por un momento siente que le odia. Que debería matarle. Acabar con él. Es esa clase de enfado. El que sentía antes por él. Está enfadada con él y da vueltas por la casa, tratando de no golpear las cosas, de no tirar algo, de no gritar.

Pero tiene muchas ganas de gritar. De gritarle que le odia. De gritar cosas y cosas y cosas. Porque Laura sabe por qué está enfadada con Rubén. Lo sabe muy bien. Y eso hace que su enfado crezca. Porque sabe a qué viene. Por dónde le viene. Sabe que está enfadada con Rubén porque vuelve a sentir algo por él. Porque ya no le es indiferente. Ni es un cariño antiguo. Sabe que se ha vuelto a meter en ella. Lo sabe. Y eso la enfada. La cabrea. Hace que esté ahora relatando en la cocina, con ganas de tirar un plato al suelo.

Porque lo ha hecho otra vez. Y lo ha hecho en el momento inoportuno otra vez. Lo ha hecho cuando ya había cambiado su vida. Cuando su vida era otra. Y se ha metido otra vez en esa vida suya y se la ha vuelto a cambiar. Laura piensa que está otra vez enamorada de Rubén.

Ayer cuando ella llegó de trabajar le encontró en la cocina terminando de poner la mesa. Y él como saludo le propinó un beso largo e inopinado en los labios. Ella se enfadó con él. Pero no mucho. Mucho menos de lo que parecía. Le gustó ese beso a Laura. Pero se hizo la ofendida. Y después, pensándolo, pensado que realmente le había gustado es cuando se ha enfadado con Rubén, es cuando ha odiado a Rubén. Porque ese beso, un beso antiguo y también nuevo, un beso a traición, está por encima de todos los besos que Luis le ha dado. Y estará por encima de los que pueda darle. Y eso consume a Laura, porque ella ha sido tan feliz con Luis. Y ahora tendrá que dejarlo. Y ser feliz y no ser feliz con Rubén. Porque no tiene otra solución que querer a Rubén. Porque aunque quiera sabe que no puede hacerlo, que es más fuerte que ella. Y ese beso le ha corroborado todo lo que iba pensando durante las últimas semanas. Que Rubén es otro. Que no es el mismo. Que ha cambiado y ha mejorado. Que es un nuevo Rubén. Y que le gusta tanto como le gustó antes el viejo.

Sabe que su amor ha vuelto y no puede evitarlo. Y por eso ha acabado por tirar el plato el suelo. Y luego un vaso. Y ha sonreído. Pensando en los trocitos. Y pensando en Rubén.


viernes, febrero 12, 2010

LOS GIN TONICS

Nuestros buenos amigos los Gin Tonics han abierto una página en Myspace. Y quieren compartir con todos nosotros su música mayúscula. Dejad de visitar blogs pesados y webs aburridas y pasaros por su página. Lo pasaréis bien.


LOS GINTONICS ya están en Myspace Música.


(en breve se podrán escuchar sus próximas grabaciones)


www.myspace.com/losgintonics


"Allí, en el camino, donde las piedras nos enseñan el transcurso del tiempo, donde la tradición nos abraza, donde no existen fronteras y el hombre no entiende de razas o colores. Allí donde las canciones suenan con historias verdaderas, amor y odio, lucha y sacrificio. Es allí, en el camino, donde la música se escribe con mayúsculas".


Logo del grupo

jueves, febrero 11, 2010

LETRAS TRISTES IX

Últimamente no ando bien. No sé si es el tiempo. Si es que ha vuelto el frío y me ha pillado ya confiado en la primavera. O son los nervios. Que me han vuelto a salir en esa espiral en la que estoy siempre de calma y tempestad. O si es el blues que ya me estoy acostumbrando demasiado a la tristeza de las letras y me va calando dentro. O si es la tele que últimamente no pone nada decente y no hay quien vea nada y te pasas el día aburrido.

No sé qué es pero ando todo el día arrastrándome por ahí con la guitarra y con Felipe que cada vez está más alto el desgraciado.

Tal vez sea que no hay manera de pillar cacho y eso que estoy haciendo todo lo que puedo. Que tengo lo que hay que tener, la motivación, las ganas, las herramientas y las mujeres. Pero aún así no remato. A lo mejor es todo el bote acumulado que tengo lo que me está jorobando.

No sé qué es, pero como hacía mi madre con el cocido, lo aprovecho todo y lo echo en el blues y me sale muy bien. Lo canta Felipe como él sabe y la gente nos llena la copa de las propinas. Así que en realidad mi tristeza es una suerte, porque nos está haciendo ricos, nos da de comer y para pagar el alquiler. Y la birra. Ay qué fastidiarse, tener que estar triste para poder comer.


Trsiteza de amor, un juego cruel

miércoles, febrero 10, 2010

LETRAS TRISTES VIII

Aquella mujer tenía los orificios nasales desiguales. Me fui a ella para interesarme. ¿Qué razón había para que sus orificios nasales fueran desiguales? ¿Un accidente? ¿Una postura sexual? ¿Un constipado?

Según me iba acercando el problema se iba dulcificando. Pero le crecían las ojeras. Esa mujer era un cuadro de Picasso. Ya a su lado empecé a hablar con ella. Soy músico. Toco la guitarra. ¿Cantas? No, el canta es el otro. Ah, vale. No sé qué tienen las mujeres con los cantantes. Y con los pianistas. Coño que yo hago las canciones.

Así que yo le pregunté lo que tenía que preguntarle: Tienes los orificios nasales desiguales, ¿Eso a qué viene? Es por la farlopa me dijo ella. Pero yo no la creí. Me estaba mintiendo. ¿Te metes mucho el dedo? Lo negó claramente. Con lo cual yo me convencí de que era eso. De que esa era la razón por la que tenía así los orificios nasales.

Total, que le hice una canción a sus agujeros nasales desiguales, a mi cita con ella (sólo con las desiguales puedo) y dejé de meterme el dedo en la nariz. Ahora me aburro un montón cuando conduzco.


Arréglate las ojeras, que lo de la nariz no tiene solución

martes, febrero 09, 2010

LETRAS TRISTES VII

Pues allí estábamos, en aquel bar, tu amiga, Felipe, tú y yo. Como ellos dos se llevaban bien y querían el uno con el otro, pues allí estábamos tú y yo sin nada qué hacer. De vez en cuando yo hablaba con tu amiga, con el camarero, apuntaba algo para una próxima canción, intentaba hablar contigo. Pero tú no querías hablar con nadie no querías estar allí.

Escribí en mi móvil la estrofa primera del blues. Si pones esa cara de aburrida y no tienes nada qué hacer, porque no me la chupas y te entretienes. Tengo que cambiar lo de me la chupas que suena un poco fuerte. Pero esto en la y mi va ha quedar muy bien.

Intenté volver a hablarte, pero tú seguías a lo tuyo, a que todos te miráramos y nos sintiéramos tan tontos como tú. Tan aburridos como tú. Que te hiciéramos y que hiciéramos lo que tú quisieras. O sea, nada. Así que pasé de ti y me puse a observarte. No sé por qué no hacías más que meterte las manos en el sujetador, acomodarlo, tocarte las tetas. Me pregunté por qué lo hacías, por qué te metías la mano en tus pequeñas tetas. Y no sabía la respuesta.

Escribí: deja de meterte la mano en las tetas, déjame meter la mano en tus tetas. Iba ser un blues subido de tono.

Como Felipe y yo nos cansamos de tu cara de asquerosa nos fuimos solos. Él encontró a otra. Yo me fui solo como siempre. Como tú.


Es que si pongo tu cara nadie vería el blog

lunes, febrero 08, 2010

LETRAS TRISTES VI

Como hoy llueve, es más fácil escribir canciones tristes. Me acuerdo de todas las cosas que me han pasado y el blues me sale solo.

Pienso en el sexo. En mis fracasos sexuales. En todas las mujeres que he insatisfecho. No son tantas, no porque las otras hayan quedado satisfechas (no creo que haya habido mujeres satisfechas en mi cama) sino porque, no nos engañemos, en realidad ha habido pocas mujeres.

Pienso en el asiento trasero de mi coche y que pasaron dos minutos. Tal vez menos. Y ya estaba. Y yo pensaba, pues esto del sexo mola, mola todo lo que lo rodea. Pero el hecho en sí mismo, no es para tanto. Y pienso en ti y en que me pediste el móvil para llamar a una amiga. O eso creo yo, que era una amiga. Y lo pongo en el blues. El sexo no es para tanto.

Pienso luego en la cama de ella y en la casa de su madre y en date prisa que va a venir. Y que tardé un poco más. Pero que ya daba igual porque a ella le dio un ataque de ansiedad, tuve que darle uno de mis lexatines e irme a casa, casi con la ropa en la mano.

Pienso también en que eras tan alta que tuviste que salir de mi coche que era muy pequeño. Y que tuvimos que ponernos de pie, como era verano tu descalza. Y que te gustó mucho más el cigarrillo de después que lo mío. Y pienso en que luego dijiste, ay mi niño, qué mono eres. Y me sentí un niño pequeño que había hecho una trastada. Y pienso en como sonaba la antena de mi coche golpeando el techo. Y le doy tres golpes a la guitarra, toc, toc, toc. Vaya blues me está saliendo.

Y pienso en mi mano. Y el blues se pone triste.


Reclinando los asientos de mi coche

domingo, febrero 07, 2010

VACÍO

Otra vez está Laura desnuda en la cama de Luis. Otra vez. Eso mismo se dice ella. Otra vez. Luis la abraza y una vez más, otra vez, le habla al oído. Y Laura no le oye. Hace unos días que Laura sólo se oye a sí misma, a nadie más. A ratos oye a Rubén. Pero pocos ratos. Por momentos se siente atrapada por esos dos hombres. Esos dos hombres tan distintos. Pero que finalmente tienen la misma capacidad, hacerla feliz. Y Laura sólo piensa.

Luis, cerca del oído de Laura, habla. Dice todo lo que siempre dice en estos casos. Dice que la quiere. Que la quiere. Dice princesa. Dice esto es mi vida, no lo que hago mientras tanto, no lo que hago hasta que llega este momento, sólo esto, sólo tú y yo abrazados, sólo tú y yo en esta cama, lo demás, princesa, me da igual.

La vida de Luis es eso, es llegar a casa y mirar que todo esté bien. Que todo esté donde debe estar. Y esperar que venga Laura. Hacer la cama. Perfumar la habitación. Prepararse. Ducharse. Afeitarse. Dejarlo todo perfecto. La vida perfecta. Esperando. Esperando a Laura. No tiene otra vida. Nada más. No hay en la casa nada destacable. No hay siquiera libros de derecho. Ni fotos. No hay películas. Sólo una televisión muy grande. Y un ordenador muy equipado. Música famosa. Nada más.

Luis espera en su casa a que alguien la llene, a que alguien haga de ella una casa de verdad y no ese lugar donde esperar. Luis sabe que su casa está vacía. Y que su corazón también está vacío. Luis no cuenta nunca su historia. Es una historia normal, habitual. Un abogado divorcista lo sabe. Ha visto tantas rupturas. Y la suya no fue distinta. Un hombre y una mujer en la cama. Y él se enteró. Y lo rompió todo.

Desde entonces Luis no quiere construir nada. Pero quiere que le llenen la casa. La cama. Y Laura hace las dos cosas. Ha habido otras antes que Laura. Una dejó en el armario algo de ropa y en el cuarto de baño algunas cremas. Las cremas se gastaron. Ella no volvió. Luis quiere una casa llena, pero no quiere un corazón lleno.

Laura no le oye. No le oye decir princesa, este es mi momento, esta es mi vida, tú en mi cama, no hay más vida que esta. Laura no oye nada. No quiere oír nada. Ni siquiera a sí misma.


sábado, febrero 06, 2010

EN LA DUCHA

Laura tiene la cabeza apoyada en la pared embaldosada de la ducha. Se ha apartado un poco, muy poco, el pelo para que el chorro de agua le dé directamente en la nuca. Laura se está limpiando, no el cuerpo, o no sólo el cuerpo, olor y sudor de Luis y de ella misma, sino también más allá. Se está limpiando algo que sabe que no puede limpiarse se está limpiando una mancha que no existe.

Los ojos cerrados, los grandes ojos cerrados, Laura piensa. Por qué. Por qué si todo iba tan bien. Si todo era perfecto. Si ya estaba. Por qué. Piensa en Luis. Y en que su mundo con Luis estaba ya en marcha. Que ya era. Estaba ahí. Podía cogerlo, tocarlo. Sólo faltaba una cosa y ya estaba y ya estaría para siempre. Pero ahora no sabía nada. No sabía qué hacer. Qué tendría que hacer o decir. Por qué sentía lo que sentía. Porque pensaba de más. Porque todo ya no estaba claro. Y las noches con Luis eran maravillosas. Sus noches en la cama. No sólo el sexo. También todo lo demás. Las risas. La complicidad.

Pero las noches con Rubén. Esa semana había cambiado una noche de Luis por una de Rubén. De Rubén sólo hablando. Sólo diciendo cosas. Le encanta oírle hablar. Cualquier tema del que habla se vuelve interesante. O divertido. Puede inventar cualquier cosa. Aún, después de tanto tiempo, eso le parece mentira. Y le parece mentira que le siga gustando tanto. Y que le sigan sorprendiendo sus cosas.

La otra noche Rubén miraba a otra parte, una costumbre suya un poco rara, se ve que nunca puede mirar a los ojos directamente cuando está inventando y dijo algo. Laura, no recuerda ya qué fue, no tuvo más remedio que lanzarse a él y besarle. Tuvo que hacerlo. Lo hizo. Sin más. Le besó. Un beso largo. Un beso de verdad. Rubén, se quedó algo aturdido. Laura dijo: te lo has ganado. Y sí se lo había ganado.

Ahora, en la ducha, el agua corriendo por su cuerpo y tal vez limpiándolo, piensa Laura y no sabe qué hacer. Por qué ha sucedido esto. Cómo ha llegado a esta situación. Cómo puede ser que no sepa.



viernes, febrero 05, 2010

LETRAS TRISTES V

Como quería vivir una historia triste de amor me fui a una tienda de chinos. Las gentes de las tiendas de chinos son las más tristes del mundo. Porque allí hace siempre mucho frío. Porque todo es muy feo. Porque todo lleva pilas que se gastan enseguida. Porque la gente que va allí a comprar es tan fea como las cosas que venden.

Y por lo tanto allí sólo se enamoran feos, que viven amores feos. Yo, para variar, me enamoré de una chica que trabajaba en una tienda de esas. Ella me gritaba para que le enseñara que llevaba en la funda. Yo le dije que una guitarra. Se mosqueó porque pensó que la había robado de la tienda, pero cuando vio que allí sólo vendían laúdes, la cosa se tranquilizó.

Era pequeña y manejable. Y tenía el pelo lacio. Vamos que era china. Nos enamoramos y escuchamos feas y tristes canciones chinas. Hasta que me harté de tanta canción china y de que siempre me mirara los bolsillos por si había robado algo y la mandé a la porra.

Escribí un blues muy triste. Pero menos que su tienda.

Tienda triste

jueves, febrero 04, 2010

LETRAS TRISTES IV

Como tenemos éxito cantando blues y el blues es triste mi vida es triste. Yo sólo escribir de lo que me pasa así que me tienen que pasar cosas para que pueda escribir. Y encima tienen que ser cosas malas.

Ese es el problema ahora mismo. Soy un hombre feliz. Las mujeres no me sonríen. Pero casi. Y con eso me vale. Y soy feliz. Toco canciones estupendamente felices donde la gente se ríe en vez de llorar, donde todo el mundo acaba junto, donde siempre hay besos y abrazos y caricias.

Así que para que me vaya mal otra vez, pues he empezado a picar a la mujer que me gusta. La llamo culo gordo y loca. Pero se lo toma bien. No hay manera de que me odie. La miro sin deseo. No la llamo. Y sigue conmigo.

Cualquier día hasta nos acostaremos. Y ese será mi ruina. Un blues de un tipo que ha practicado. Dónde se ha visto eso.

Déjame, tía, déjame. Hazlo por mi bien. Pero creo que es una cabrona y que por eso no me deja. Sólo por molestar.


Déjame, no vuelvas más conmigo

miércoles, febrero 03, 2010

LETRAS TRISTES III

La vida es una canción. No realmente, es una metáfora. Lo que quiero decir es que la vida te da para hacer una canción. Continuamente. Sobre todo a mí me da para hacer blues. Llevo el ritmillo ese del blues por todas partes. Y lo pongo en las canciones.

Felipe ayer ligó. Tú dirás, ¡qué novedad! Y yo digo, cierto, menuda novedad. Felipe siempre liga. Cosa inexplicable por otro lado. A veces tiene la misma conversación que un ladrillo. La cosa es que sí, ligó. Y la muchacha era joven. No muy joven, pero lo suficientemente joven como para llevar aparato en los dientes. Parece ser que hay un gusto especial en besar unos labios con hierros. Yo no lo sé. No lo he probado.

Felipe, para el que no lo sepa, lleva un piercing. No ahí no. lo lleva en el pezón izquierdo. A la muchacha le entusiasmó el descubrimiento. Por lo visto le encantó. Y al resto, según Felipe, también. Para eso lo puso, ¿por qué si no ponerte un piercing donde nadie lo ve?

El caso es que la muchacha al ver el piercing se lanzó a él. Sacó la lengua con timidez y lo lamió. Le gustó se emocionó, se lo metió en la boca y sí, tragedia, el aparato y el piercing se enredaron. Varios tirones, gritos y golpes en la cabeza de ella después ambos salían por la puerta en esa bonita postura buscando ayuda. Me preguntaron a mí, pero me desmayé de la risa. Así que se fueron a una ferretería y allí un buen hombre consiguió despegarlos. Después Felipe se acostó con la muchacha, porque por los visto el aparato sirve para más cosas o no sé qué.

Yo, después de recuperarme hice una canción con letra triste. Un blues, por supuesto, al perdido piercing de Felipe, al perdido pezón de Felipe.


Junta tu hierro con el mío

martes, febrero 02, 2010

REUNIÓN FEBRERO 2010

Nueva reunión de Creatura, que nos quedó un poco aburrida, más que nada porque como por una vez lo habíamos hecho todo bien no nos quedaba nada por hacer ni por discutir ni por nada. Así que si Dios quiere el fanzine saldrá a su tiempo y todo irá sobre ruedas. Parece mentira. Sangre nos ha costado.

Para el próximo mes:

portada: Largo

contra: Pinky

editorial: Rubén

Establecimiento: O'connell

El número de Febrero casi está y el de Marzo es un número especial. Ya iremos avanzando por qué.

La próxima reunión será el día 1 de marzo a las 21 en Las Cadenas. La fecha tope de entrega, el 28 de Febrero.

Cuidadito con Febrero, que ya sabemos que busca la sombra el perro y que dura mucho menos de lo que nos merecemos.


Febrero es corto, tío

lunes, febrero 01, 2010

LETRAS TRISTES II

El caso es que las mujeres se rifan a Felipe. Como él canta y pone la cara al grupo mientras yo toco en bastante segundo plano, pues nada, todo es para él. Toda la gloria. Todo el dinero y sobre todo todas las señoritas. Nunca dice que soy yo el que compone y el que toca las canciones. Pero bueno, como siendo así ganamos mucha pasta yo no me quejo.

El otro día vino a vernos una antigua novia de Felipe. Felipe sabe eso de que done hubo retuvo o como sea, así que le dedicó una canción esa noche y otra en el desayuno de la mañana. Después de desayunar en la cama vino al salón a fumarse un cigarro donde yo estaba tocando y me contó su historia.

Era una historia triste. Después de dejar a Felipe salió con un pescadero. Pero tuvo que dejarlo porque se arruinaba comprando perfume. Como no tenía dinero salió con un vagabundo, pero pasó tanto frío durmiendo con él en la calle que hubo de ser internada en el hospital.

ahí su suerte cambió. Se enamoró de una enfermera y la enfermera de ella. Salieron juntas. Se fueron a vivir juntas. Pero resultó que tanto la enfermera como ella eran mujeres heterosexuales, y como tales no se llevaban bien entre ellas. Se odiaban. Y acabaron como todas las mujeres heterosexuales, quitándose el novio.

Ese novio era vendedor de muebles y murió un día enseñando un conjunto de comedor. Se tropezó con un dálmata de porcelana. La echaron de casa porque no estaba casada. Se fue a vivir al coche. En una gasolinera conoció a un hombre. Era feo. Pero bueno. Era gasolinero, pero bueno. Un día el hombre se enfadó con ella y como venía de trabajar salió ardiendo. El enfado y los restos de gasolina no se llevan bien.

Ahora había oído lo de Felipe y volvía por él. Yo no quise desmotivarla, pero bueno, la dejé hacer. Felipe la echó de casa a los diez minutos. Yo hice una canción. Es nuestro gran éxito. Se llama amar los huevos revueltos. Siempre la tocamos la última.


Huevos revueltos