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lunes, abril 26, 2010

PATOS

Como estábamos aburridos fuimos a ver qué había por ahí. Y la verdad es que no había gran cosa. Estábamos un poco pasados. La cerveza en exceso no es buena. Nada buena. Así que para airearnos nada mejor que un paseo. Allí nos encontramos con un obstáculo. Una fila de patos no nos dejaba pasar.

¿Patos? Dicen ustedes, pues sí, patos, unos patos grandes como la rueda de un camión. Y no nos dejaban pasar. Dábamos un paso a la derecha. Los patos venían a la derecha. Dábamos un paso a la izquierda, los patos venían a la izquierda.

Felipe decidió que lo mejor sería hacer ruido, así que gritamos un montón. Pero los patos pasaron de nosotros. Hasta que seguimos gritando y se unieron a nuestro coro.

Lo mejor, pensamos, será dar la vuelta, volver sobre nuestros pasos. Pero los patos se vinieron detrás de nosotros. Así que entramos en un bar. Nos pedimos unas birras. Estuvimos hablando. Estábamos ya tan pedo que hasta el camarero feo nos hacía mucha gracia y quisimos llevárnoslo a casa. Algo podríamos hacer con él. Pero no quiso.

Al salir a la calle los patos seguían allí.


Muy parecidos a este eran los patos

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