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lunes, junio 11, 2012

TAN TAN TAN

Este país es una mina de dinero. Los señores encienden sus cigarros con billetes pequeños. Encienden sus coches con billetes grandes. Con las monedas, y con mucha habilidad, se cortan las uñas. Por lo visto un señor un día le dio una patada a una piedra y explotó. Había descubierto un gran yacimiento de gas.
Ahora hay una estatua suya en el centro de la ciudad. Es lo único que queda de él. Eso y el nombre que le han dado al yacimiento. José Pérez. Era un español, sí. Aquí nadie le da patadas a las piedras, son muy educaditos. Tampoco eructan en público ni escupen cuando gritan. Pero creo que eso tampoco lo hacen los españoles. Sólo mi suegro lo hace.
En el resto de la ciudad no hay gran cosa que ver. Es todo como un polígono industrial. Tiene lo mismo que un polígono. Sus bares cutres. Sus tiendas de colchones. Sus descampados con escombros. Y sus prostitutas. Y como en un polígono es imposible encontrar a un policía ni a una mujer que camine por la calle (una que no sea prostituta, me refiero)
Los primeros días fueron duros, ahora, con internet y la televisión por satélite, mi añoranza se va calmando.




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