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martes, octubre 29, 2013

TEATRO CONTEMPORÁNEO, EDICIÓN Y REPRESENTACIÓN

Un vistazo rápido a la cartelera madrileña de teatro -plagada de salas y salas por todas partes y de todos los tipos, desde las más oficialistas a las más comerciales, pasando por pequeñas salas alternativas que presentan versiones o adaptaciones o experimentos o bien obras clásicas representadas a su modo- da un resultado que tal vez no se esperaba.

Conviven muchas obras clásicas, de autores consagrados y que cuentan con miles de representaciones en España y el resto del mundo: Tío Vania, La Gaviota, Los Hijos de Kennedy, El Caballero de Olmedo, El perro del hortelano, Doña Perfecta, y otras varias con obras de autores contemporáneos que están ahora mismo desarrollando su carrera teatral y literaria.

Hace unas semanas hablábamos de lo poco que se edita el teatro actual. Y ese poco que se edita lo hace en editoriales minoritarias que están casi fuera de los círculos de venta de libros más habituales. Son difíciles de encontrar, a no ser que vayas buscando precisamente esas obras.

Esa poca edición contrasta, sin embargo, con una cartelera en la que sí hay obras contemporáneas. Manuel Calzada, Jordi Galcerán, Manuel Cortés o Juan Mayorga tienen actualmente obras en cartel en teatros importantes de la capital. Alguna de ellas, como El Crédito de Galcerán ya está editada y se puede conseguir el libro, por un precio módico, en algunas librerías.

El teatro vive en los teatros, pero tarda en llegar a las librerías, tarda en ser literatura, siendo sólo espectáculo vivo que se puede disfrutar en vivo, pero que no se puede leer. Se ha producido una separación entre la parte literaria y la parte espectacular del teatro. Se puede contemplar. Se puede ver y escuchar una obra teatral, pero no se puede disfrutar esa obra teatral como obra literaria.

El problema es, entonces, no de falta de obras o de talento, sino de la industria editorial. No se edita el teatro. No se publicita lo editado. Es difícil de encontrar. Y los autores, lejos de ser conocidos como tales autores, lo son como creadores de obras, como guionistas de lo que sucede sobre las tablas. Dejan de ser escritores para ser solamente guionistas.



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