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domingo, diciembre 28, 2014

LOS PANERO Y LA DESTRUCCIÓN, LÚCIDOS BORDES DEL ABISMO


El deseo de destrucción del ser humano, de algunas instituciones o de algunos lugares parece inherente a la civilización humana. Las personas y los lugares pasan años intentando desaparecer, intentando destruirse, autodestruirse, eliminarse de la faz de la Tierra.

Un ejemplo de ese deseo de destrucción es la familia Panero. El espectáculo de su destrucción, primero entre ellos, luego la absoluta de cada uno de los miembros, aún atrae a muchos a la película El desencanto, donde escenifican no sólo su odio hacia la familia sino también hacia ellos mismos.

La muerte del padre en primer lugar, notable poeta, pero también hombre de recias convicciones cristianas y por lo tanto del bando nacional en la Guerra Civil española, de adscripción falangista, da a la familia alas para mostrar el odio que hacia él sienten, de alejarse de él y matarle nuevamente, al modo freudiano, en la película y en sus obras.

Durante la película Juan Luis y Michi, dos de los Panero, hablan del final de su estirpe, porque saben ya en ese momento, jóvenes aún, que no van a tener descendencia, que no va a ver nadie tras ellos, y se felicitan de que la familia no continúe, porque ven en ella sólo el ansia de destrucción, sólo dolor y desencanto.

Michi, periodista, columnista, muere pronto, después de perder su trabajo y de perder su casa. Juan Luis muere después, poeta muy de su época, con lo Kitch y lo camp entre sus temas, con la cultura pop como gran guía, muere también sin dejar descendencia, joven aún.

El último, Leopoldo María, personaje de sí mismo, admirado por aquellos que lo miran con fascinación por su locura y su capacidad expresiva, murió hace poco tiempo, en el sanatorio en el que estuvo recluido durante muchos años, tras una juventud en la que las drogas y el alcohol y los excesos estuvieron muy presentes.

Luis Antonio de Villena, poeta también, amigo de la familia y de los miembros de la familia, explora en un libro no sólo anécdotas de la familia, sino también ese deseo de destrucción, ese deseo de no ser que toda la familia muestra y demuestra en sus actos, en la película, en sus libros. Lúcidos bordes del abismo titula Villena el libro, demostrando el amor que los Panero tuvieron por ese abismo, por la muerte, por la desaparición que al fin han conseguido.


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