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lunes, febrero 02, 2015

VÉRTIGO, UNA HISTORIA DE AMOR


Hay cierta cualidad en las grandes historias que las hace separarse de los géneros y que obliga a mirarlas con atención, pues se encuentra en ellas mucho más de lo que parece. Las grandes comedias pueden esconder enormes dramas empequeñecidos, y las historias de amor pueden encontrarse escondidas detrás del terror o de la acción.

Hitchcock, conocido por hacer películas de suspense, de misterio, incluso con toques de terror, esconde mucho más de lo que parece en algunas de sus películas. El cuidado sentido cinematográfico del director ayuda a que todas sus obras puedan transformarse en algún momento, y de ser películas simples, de una sola cara, pasan a ser historias complejas.

Vértigo es una de sus obras más celebradas. La historia de un policía que tiene que dejar el cuerpo por su miedo a las alturas y al que un compañero de la universidad reclama como detective, esconde realmente una gran historia de amor.

Desde el primer plano de Kim Novak la cámara parece iluminarse y la expresión de Jim Stewart nos dice que él ya está enamorado de ella. Después viene el entramado psicológico y misterioso de la película. La búsqueda del por qué, de la relación entre esa muerta a la que tanto se parece y la propia Kim Novak.

Pero lo importante es la historia de amor, incluso cuando Stewart encuentra por la calle a la chica que se le parece e intenta, en un alarde de locura y obsesión, hacerla igual a la mujer que ha perdido, se percibe la intensidad de ese amor que queda refrendada en el momento en el que ella, vestida igual y con el mismo peinado se aparece ante él nuevamente.

El desenlace, que lleva a Stewart a repetir por dos veces su destino, a contemplar por dos veces su mala suerte, podría también ser el de una gran historia de amor. Una de esas historias de amor que siempre se recuerdan, que son inmortales y que está inscrita en un juego de misterio y obsesiones, de psicología y suspense que Hitchcock maneja para jugar con nuestras expectativas y con el destino de Stewart. 


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