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domingo, marzo 01, 2015

LA CELEBRACIÓN DE LA VIDA, WALT WHITMAN Y EL CANIJO DE JEREZ

La tristeza tiene una fama y un predicamento en la literatura que la hace casi el sentimiento por excelencia. La melancolía por diversas causas, la nostalgia, el dolor por pérdidas y tiempos y pasos y olvidos, generan ficciones y creaciones que son consideradas con gran crédito por parte de los críticos y el público.

Pero también hay un rincón para la alegría, para aquellos que quieren ver en el mundo un lugar habitable, un lugar bien hecho, un lugar en el que la alegría está presente y puede contagiarse y debe ser vivida por todos o al menos hay cierto deber humano en intentarlo.

En ese grupo de artistas está Walt Whitman. El poeta norteamericano, impresionado por la naturaleza salvaje de su país, por las luchas por la libertad que en él se llevaban (Lincoln en el poder quería cambiar las cosas), celebra la vida y el vivir en su obra. “Me celebro y me canto a mí mismo” dice el poeta, proclamándose como poseedor de la felicidad, como propagador de la felicidad.

En ese grupo está también El Canijo de Jerez, un artista que vende alegría, que quiere que esa alegría se propague y crezca y llega a todos los rincones. Una canción suya es una petición de ver la vida desde la alegría, desde ese carnaval que lleva dentro y que él vive permanentemente como una rebelión contra la vida tediosa, contra la vida triste que es tan fácil.

Perdida su pareja musical, Migue Benítez, que aportaba oscuridad a la música que ambos componían, que era el lado melancólico de esa bohemia que los dos vivieron en su juventud, la música de El Canijo lleva a un constante soleado, a una celebración de la vida, igual que Walt Whitman pedía, una vida por vivir, en todo momento.

No son comparables sus palabras, no estarán nunca al mismo nivel artístico, pero esa igualdad en el mensaje los conecta, a Walt Whitman y sus Hojas de Hierba y a un chico de Jerez, que pide que sonrías como arma contra el mundo. Porque ambos saben que la vida hay que vivirla. Y celebran cada momento y piden que los demás también lo hagan del mejor modo que saben. 





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